Una vez más, Pedro Almodóvar aborda el misterio de lo femenino.

Misterio tan complejo y con tantas aristas, que es imposible abordar en una sola pasada. Varias películas y varios pases son necesarios para que empiece a formarse una imagen que diga algo del asunto.
En esta ocasión, como el nombre de la película lo anuncia, Almodóvar aborda ese misterio desde la maternidad. Incluso se podría decir que lo hace desde lo materno. La película lleva al espectador a interpelar ¿Qué es ser madre? ¿Qué actos la definen? ¿Es lo biológico lo que porta las respuestas o se trata de una función y es la responsabilidad de quién la asume lo que así lo define?
Pero la cosa no queda ahí. Si el espectador logra volverse oyente y escucha el mensaje que resuena entre los fotogramas, si hay apertura en la oreja para hacer una lectura de las imágenes, quizás llega la pregunta que la película vehiculiza, más allá de lo materno: ¿Qué es dar a luz?
A este respecto, la película aborda la cuestión de la verdad como una necesidad y un derecho, tanto para las personas como para los pueblos, de que lo verdadero “salga a la luz”. Muestra cómo lo ocultado se empecina una y otra vez en retornar, hasta que se le hace lugar. Fundamentalmente cuando el velo que lo cubre es un manto de mentiras que pone en juego la existencia, porque en esa trama la vida queda en todo, o en parte, abortada. Entonces se muestra cómo se vuelve necesario un acto que rasgue ese velo para reparar la trama. Así quizás haya algún hilo del que tirar y “otra historia” se pueda alumbrar; ya sea a nivel de historias personales o de una comunidad. Ya que, aun cuando “la” verdad puede ser inalcanzable y sólo a medias pueda nombrársela, una existencia sólo estará a la altura de su potencia cuando incluya algo de lo verdadero.
Trata, así, la película, también de la memoria como derecho. Del derecho al conocimiento de su pasado, al que tiene toda persona para dar sentido a su existencia. De la memoria histórica, a la que tienen derecho los pueblos para poder escribir una historia a la altura de la dignidad de sus muertos. No en vano, Pedro Almodóvar la definió como su película “más política”.

Destacan especialmente las actuaciones de Penélope Cruz y Milena Smit, dentro de un elenco de grandes actrices, como Aitana Sánchez Gijón y algunas habitués del universo Almodovariano.
Producida por “El deseo” y “Sony Pictures España”; “Madres paralelas” no es una película obvia, sino una que dice en el “entre” de su trama(do) mucho más que lo que sus escenas muestran.
Flavia Mercier