Annette -Una película de Léos Carax con Adam Driver y Marion Cotillard

«Annette» muestra la historia mediática y la cara oculta de una pareja entre un popular cómico del “Stand-up” y una célebre cantante de ópera, ambos convertidos por separado en productos del “show business”, por lo cual la pareja y sus avatares, pasa a ser el producto estrella de los “mass media”. La película en formato de ópera rock con visos de sátira, tiene la valentía de abordar temas trágicos huyendo de lugares comunes, lo que a su vez representa una severa crítica a la banalidad con que estos temas son tratados en la actualidad.

«Annette» no es una película para todos los públicos. Por desconcertante, ha provocado críticas que la califican tanto como insufrible como obra maestra. Esta reseña pretende suscribir esta última nominación, precisamente por la facultad de la obra de salirse de todo concierto previo sobre cómo abordar ciertos temas. Si del artista, en tanto creador, se espera que le señale el rumbo al arte que practica, Léos Carax definitivamente no decepciona. Abordar desde un musical, temas tan caros para la contemporaneidad como la violencia de género, sin perder ninguno de los elementos claves que construyen una tragedia ni cargarse ni un ápice de melodrama, dice de un artista de vanguardia. Hace mucho tiempo que no se veía a un director de cine hacer semejante apuesta creativa.

La película en formato de ópera rock está cargada de simbología, consiguiendo trasmitir un decir más allá de los diálogos cantados, a través de cada una de sus imágenes, su musicalidad, hasta incluso de su atmósfera. Toda la pieza desarrolla una crítica severa de la banalidad de la época, digna del género de la sátira, en estos tiempos en que lo que se vuelve espectáculo ya no es lo que pide una visión, sino lo que busca permanentemente provocar la mirada indiscreta.

Vemos así a un enorme Adam Driver -no sólo por su estatura física, sino por su dimensión como actor, a la que ya comienza a acostumbrarnos-, encarnar a un popular cómico monologuista, a quien desde el patio de butacas le festejan todo. Hasta el desprecio que muestra por su propio público, sin ningún gesto por parte de estos de anoticiarse del hecho. No es menor el plano que muestra a Driver como un boxeador rumbo al ring cuando su personaje se prepara para salir a escena.

La película tiene por otro lado, la genialidad de valerse de lo bizarro para mostrar una historia de violencia de género cubriendo todo el prisma de sus matices sin caer en truismos o en lo obvio. La historia de amor se presenta así, como una sátira de “La Bella y la Bestia”, entre una frágil y sutil Marion Cotillad haciendo de la princesa que ha mordido la manzana envenenada -lo que la deja bajo el embrujo de un romanticismo voluntarista que cree que lo puede todo-, y un Adam Dirver como un príncipe que no tiene redención posible de su brutalidad. La película es cruda para mostrar la verdad de este drama, logrando vencer el caer en el recurso fácil de lo morboso. No pierde ni un minuto, ni en sus momentos más trágicos, sus cánones de belleza.

En este sentido, la ambientación bascula entre escenarios naturales y escenografía, según las necesidades de la trama. Es así como los momentos trágicos son ambientados con una escenografía que remite a la puesta en escena de una ópera clásica, al mismo tiempo que la banda sonora resuena como tal. Por otro lado, la fotografía es exquisita, con momentos de sublime belleza, como los encuentros en la cama de la pareja, que parecen ponernos frente a una representación tallada en mármol por Miguel Ángel. Una psyche sin bordes y un eros como metáfora de la ingenuidad.

Por último, en su crítica a los “mass media”, la película aborda algunos otros de los temas más candentes de la actualidad. El movimiento “Me too”, o la transformación de niños y jóvenes en fenómenos para el “show business” por parte de sus propias familias, y el ansia de devorar personas como productos por parte de las masas mediatizadas, que el abordaje de estos temas en la actualidad deja al desnudo.

“Annette”, un objeto de arte a la altura de la obra de grandes directores como Hitchcock, Goddard o David Lynch, a los que Carax suele rendir homenaje.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s