“As Bestas” – Coescrita y dirigida por Rodrigo Sorogoyen

Inspirada en una historia real, “As Bestas” (Goya 2023 a mejor película) cuenta, en dos tiempos, la historia de Antoine y Olga en una alejada y despoblada aldea de Galicia a la que llegan impulsados por el sueño adolescente de Antoine. La película de Rodrigo Sorogoyen (Goya a la mejor dirección) tiene la virtud de mostrar con una pureza casi quirúrgica el poliedro de emociones que compone la naturaleza humana. El guion moebiano que el director construyó junto a Isabel Peña -y que mereció otro Goya-, hace pasar al espectador de la faz del bien a la del mal, y otra vez a su anverso, sin ahorrarle ni una pizca de la paradoja que los seres humanos representamos, lo que no permite al espectador terminar de tomar parte por ninguno de sus personajes, por horroroso que sea su alter ego. Con una fotografía excelente que hace del ambiente casi otro personaje, la película deslumbra por la excelente dirección de actores que le valió el Goya al mejor actor principal (Denis Ménochet) y al mejor actor de reparto (Luis Zahera). “As betas”, una película que en un perfecto equilibrio entre la narración de lo local y su proyección hacia lo universal, nos interpela sobre la naturaleza humana.

Denis Ménochet y Marina Foïs como Antoine y Olga.

En la primera parte de “As Bestas”, vemos a Denis Ménochet asumir el protagonismo en un papel que le valió merecidísimamente un Goya como mejor actor principal. Profesor de profesión, Antoine vive con su mujer, Olga, de la agricultura ecológica mientras, en su afán de volver a dar vida a la aldea de sus sueños adolescentes, rehabilita casas abandonadas que luego regala. Al mirar las cosas con el prisma romántico de la ilustración, Antoine pone belleza donde no la hay. Se muestra con una ingenuidad en la defensa de sus ideales que inspira hasta ternura, cautivado por la inmensidad verde de esas colinas, una belleza que le ciega respecto de lo árido que recorre ese lugar.

De frente, de izq. a der., Luis Zahera y Denis Ménochet como Xan y Antoine. De espaldas a la derecha Diego Anido como Loren el hermano de Xan.

La construcción del personaje que hacen entre Isabel Peña como guionista y Rodríguez Sorogoyen como guionista y director, triunfa superlativamente en mostrar que el mayor exilio es de la lengua. La trama coloca a Antoine conviviendo con el recelo de los aldeanos quienes, desde su suspicacia, le atribuyen una mirada de superioridad hacia ellos, sin importar los esfuerzos que él haga para mostrarles el camino hasta el “verdadero maná”. El personaje vive así aislado no sólo en la geografía, sino en las ideas. Y no sólo por no hablar bien el idioma sino, porque los aldeanos hacen de su lengua un baluarte que usan para excluirle, no tanto por su arraigo al territorio, sino, más bien, por sentirse encadenados a este. En este punto la película interpela a la vez, cierta condescendencia de una posición intelectual que se ciega por los fundamentos de la misma, como la crueldad de la cerrazón que hace a Antoine objeto de burlas que ni llega a comprender.

De izq. a der., Luis Zahera como Xan, Diego Anido como Loren y Denis Ménochet como Antoine.

Solo le faltaba a este caldo del infierno, el aderezo del dinero para que el caldero acuñe la cicuta del odio. Cuando una eólica quiere comprar los terrenos y Antoine se niega a vender los que le pertenecen, bloquea la única salida que ven sus vecinos de una realidad eternamente igual y esclavizante, desatando un conflicto que se torna tan visceral como bestial. En esta contienda Antoine se topa con Xan, encarnación de una naturaleza humana completamente desafectada de toda sensibilidad y sin ninguna pátina de sublimación. Este personaje que le valió a Luis Zahera el Goya al mejor actor de reparto -que bien podrían nombrarse como en inglés “de soporte” en tanto sin él la tensión de la trama no se sostendría- es un viraje muy noble por parte de los autores, porque alejan el guion del hecho real despejando toda asociación del odio a la enfermedad mental, como no supo hacer cierto sector de la prensa en su momento. En su lugar, los guionistas honran la función de develamiento a la que aspira el arte, mostrando que la maldad pueda anidar en cualquier “vecino”, y, es más, que eso está en el sustrato social.

Marina Foïs como Olga y Denis Ménochet como Antoine.

Hasta su meridiano la película se desarrolla en un duelo de opuestos que se inscribe finalmente en una escena nodal que amarra el destino de unos y otros para siempre. Entonces, cobra protagonismo un tercer personaje. Olga sale a la palestra y toma el timón de la trama. Sin embargo, aquí el duelo es interior. ¿Qué rol ha de asumir esta mujer? ¿Estamos acaso ante otra Antígona capaz de arriesgar su propia vida por hacer justicia? ¿O estamos ante quien es capaz de sostenerse en su lugar como el junco a fuerza de no oponer resistencia al viento, pero sin tampoco dejarse arrasar enraizada al suelo como fuente de trabajo, porque al final tampoco puede huir de ahí sin enfrentar la ruina económica?

Marina Foïs como Olga.

“As bestas”, una película que en un perfecto equilibrio entre la narración de lo local y su proyección hacia lo universal, nos interpela sobre la naturaleza humana. ¿A dónde estaríamos sin la cultura? ¿A dónde estamos a pesar de la cultura? ¿A dónde estamos por la cultura?

Flavia Mercier

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s